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La importancia de no juzgarte: el secreto para no sabotear tu éxito con las mujeres

Juzgarte a ti mismo y a juzgar a los demás es un hábito mental al que muchos estamos acostumbrados y el cual es necesario identificar y cambiar

Existe una trampa mental muy peligrosa que puede destruir nuestro éxito y nuestro progreso con las mujeres. Es un hábito mental al que muchos estamos acostumbrados y el cual es necesario identificar y cambiar porque de lo contrario nos va a mantener estancados. Este hábito mental al que me refiero es a juzgarte a ti mismo y a juzgar a los demás.

¿Qué significa juzgar?

Antes que nada es importante que tengamos claro lo que significa juzgar a los demás o juzgarte a ti mismo. Cuando juzgamos a alguien realizamos un proceso mental en el que comparamos las acciones, la personalidad o el carácter de una persona con un estándar ideal que tenemos en nuestra mente.

Todos tenemos un estándar ideal de cómo deberían ser las personas. Ese estándar es una imagen mental que construimos en base a nuestras mayores aspiraciones. Por ejemplo, vamos a suponer que te gusta hacer ejercicio, también te gusta salir a mejorar tus habilidades con las mujeres y además te gusta leer.

Estas actividades las realizas porque en el fondo tienes un estándar de la persona en la que te quieres convertir, has creado una imagen mental que aspiras conseguir. Si realizas esas actividades es porque probablemente estás buscando tener un cuerpo atlético, volverte más carismático y volverte más inteligente. Es decir, la imagen ideal de ti que has construido es un hombre con un cuerpo en forma, carismático y además inteligente (este ejemplo lo voy a utilizar durante el resto del artículo)

Hacer esto no es algo malo, más bien es algo muy positivo porque esa imagen que has creado de la persona en la que te quieres convertir te sirve como meta y te motiva a progresar y aportar más de ti mismo. El problema ocurre cuando comparamos a los demás y a nosotros mismos con esa imagen ideal que aspiramos obtener.

Cuando conocemos a una nueva persona vamos a tener la tendencia a compararla con esa imagen ideal que hemos construido mentalmente. Cuando realizamos esa comparación es cuando empezamos a juzgarla. Esto quiere decir que juzgar a alguien significa comparar sus cualidades con las cualidades de nuestra imagen ideal que hemos construido.

Por ejemplo, supongamos que conoces a una mujer que no lo gusta leer. Debido a que una de las cualidades de tu imagen ideal es la inteligencia entonces vas a compararla con ese estándar y vas a empezar a juzgarla. Vas a empezar a percibirla como bruta o como inculta debido a que su falta de interés por la lectura se aleja de las cualidades de tu imagen ideal. Eso te va a llevar a tratarla con indiferencia, con apatía o incluso a tratarla de forma agresiva diciéndole comentarios como “es que no me gustan mucho las mujeres brutas”.

Por otro lado, si conoces a una mujer que le guste leer mucho entonces la vas a tratar con entusiasmo y de una forma muy positiva ya que tiene una de las cualidades de tu imagen ideal.

Otro ejemplo es cuando encontramos algún artículo o video sobre algún tema que nos gusta sobre un autor que no conocemos. Si al empezar a leer su contenido o ver su video notamos que el autor no se comunica de forma carismática entonces nos cerramos a sus consejos porque no cumple con una de las cualidades de nuestra imagen ideal y dejamos de aprender cosas que podría enseñarnos.

En resumen, el proceso mental de juzgar a los demás funciona de esta forma:

  1. Empezamos a interactuar con una persona.
  2. Comparamos sus cualidades con las de nuestra imagen ideal.
  3. Si la persona tiene cualidades similares a la de nuestra imagen ideal entonces la percibimos y la tratamos de manera positiva. Si la persona no tiene cualidades similares a la de nuestra imagen ideal entonces la percibimos y la tratamos de manera negativa.

Juzgarte a ti mismo es lo que ocasiona que juzgues a los demás

Ahora bien, si eres alguien que te la pasas juzgando a los demás tienes que entender que eso significa que en el fondo te estás juzgando muy fuertemente a ti mismo todo el tiempo.

Como dije antes, juzgar es un hábito mental, mientras más lo hagas más fácil se te va a hacer seguir haciéndolo. Cualquier hábito se fortalece a medida que repites más sus acciones.

Cuando te juzgas a ti mismo ocurre el mismo proceso mental que les mencioné antes, la única diferencia es que en vez de comparar a otra persona con tu imagen ideal te comparas a ti mismo con ese estándar. Por ejemplo, supongamos que te acercas a conocer a una mujer que te gusta y te comportas bastante tímido e inseguro mientras hablas con ella. Debido a eso al terminar la interacción te sientes malísimo, te sientes derrotado y te sientes destruido emocionalmente.

Esa sensación de profundo malestar y ansiedad ocurre porque comparaste la forma tímida de actuar que tuviste en ese momento con la cualidad de carisma de tu imagen ideal (seguimos usando el mismo ejemplo del principio).

Al notar que no te comportaste con carisma y al notar que estás alejado de comportarte como tu imagen ideal lo haría entonces te juzgas y te empiezas a tratar de forma muy negativa. Te empiezas a decir cosas como “eres muy débil”, “nunca vas a ser capaz de lograr el éxito con las mujeres”, “te falta progresar demasiado”, “está aprendiendo muy lento”, etc.

Entonces, cuando vives todos los días juzgándote a ti mismo por no actuar ni ser como tu imagen ideal entonces alimentas y le das fuerza a este patrón mental. Al ganar fuerza dentro de ti entonces se vuelve algo habitual e inconsciente, lo cual te lleva a juzgar automáticamente a todas las personas que conoces. Es decir, juzgar a los demás se vuelve algo natural porque constantemente te juzgas a ti mismo.

Juzgar crea división

Lo más destructivo de este hábito mental es que crea división, crea la ilusión de que las cosas son “buenas” si cumplen con las cualidades de tu imagen ideal, o son “malas” si no cumplen con esas cualidades. La verdad es que no existen personas buenas o malas, ni tampoco existen cualidades buenas o malas. Lo que consideremos “bueno” o “malo” es muy subjetivo, va a depender del estándar que estés aspirando obtener.

Entonces, esa distorsión de percepción de que existen personas buenas o malas nos lleva a tratar a ciertas personas de forma positiva y a otras personas de forma negativa, lo cual es terrible a nivel social y en la vida en general. Así mismo, esa distorsión de percepción nos lleva a tratarnos a nosotros mismos de forma muy positiva en ciertos momentos pero de forma muy negativa en otros.

Juzgar destruye tu creatividad y tu sentido del humor

Ahora les quiero hablar sobre el punto más importante del artículo. Cuando tu mente se encuentra juzgando pierdes la capacidad de creatividad y de sentido del humor. Para ser verdaderamente creativo tienes que aceptar las cosas tal cuál como son. En el momento en que empiezas a realizar juicios de valor entonces pierdes la capacidad de ver las cosas como son y pierdes la capacidad de conectarte con el momento presente.

A nivel social la creatividad es la habilidad que te permite ser chistoso y divertido, cuando pierdes la capacidad de creatividad debido a estar realizando juicios de valor entonces también pierdes el sentido del humor. Esto ocasiona que tengas muy malos resultados con las mujeres ya que es muy difícil atraer chicas cuando no te sabes comunicar de forma creativa y chistosa. Es por eso que si tienes fuertes tendencia a juzgarte a ti mismo y a los demás entonces se te va a ser difícil atraer mujeres.

¿Cómo dejar de juzgar y conectarnos con nuestra creatividad?

Para ser creativo y divertido tienes que abandonar cualquier percepción que tengas de lo que es “bueno” y “malo”. Sencillamente tienes que aceptar las cosas y a las personas como son. De esa forma es que te vas a poder conectar con el momento presente y vas a poder empezar a ser creativo y divertido.

La forma para lograr esto es dejarte de comparar con esa imagen ideal que haz creado en tu mente. Tienes que dejar compararte con esa persona que aspiras ser. Para abandonar los juicios de valor tienes que dejar de analizar si cada acción que realizas se parece a una acción que realizaría tu imagen ideal. En el momento en que dejas de compararte también dejas de juzgarte.

Ahora bien, esto es algo muy paradójico porque no significa que tengas que dejar de tener una meta o una imagen ideal a la cual estés aspirando. Esa imagen siempre tienes que tenerla presente por dentro porque de lo contrario nunca vas a progresar, esa imagen ideal es lo que te va a dar la motivación y la fuerza para cambiar y progresar.

Pero al mismo tiempo tienes que decidir vivir el presente al máximo y dejar de comparar si cada acción que realizas se parece a una acción que realizaría tu imagen ideal. Es decir, tienes que tener muy clara esa imagen ideal que aspiras conseguir pero al mismo tiempo tienes que dejar de compararte con ella ya que nunca vas a poder actuar ni ser igual porque siempre va a ser mejor tú.

Cuando en el fondo tienes presente esa imagen ideal que buscas conseguir pero al mismo tiempo no comparas tus acciones del momento presente con las acciones de tu imagen ideal entonces alcanzas un estado mental muy positivo y poderoso. Ya que por un lado aspiras a superarte pero al mismo tiempo te comprometes a vivir el presente al máximo sin juzgarte.

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Francisco Martínez

Francisco es fundador e instructor de Atracción Real

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