Muchas veces cuando intentamos mejorar nuestras habilidades sociales tendemos a pensar que mientras menos introvertidos seamos mejor. Desde esta perspectiva la introversión es como una enfermedad que hay que superar para ser carismático; mientras más expresivos y menos introvertidos seamos más éxito social vamos tener.
Durante muchos años yo pensaba de esta forma, al igual que tenía muchos amigos que pensaban igual. La verdad es que esta forma de pensar te limita a mejorar tus habilidades sociales y a crecer internamente. Si uno cae en esta trampa y empieza a ver las cosas así, pueden pasar años sin ver un progreso en tu crecimiento.
El problema es que cuando vemos las cosas desde esta perspectiva nos sentimos bien cuando nuestra personalidad extrovertida, divertida y sociable está en control de la situación. Pero en lo momentos en donde estamos hablando con otras personas y nos sentimos introvertidos entonces nos resistimos. No nos gusta esta situación, sentimos que esta parte de nosotros es inadecuada, que los demás no nos van a tomar en cuenta, que tenemos que hablar, tenemos que hacer reír a los demás, tenemos que mostrarle a las mujeres lo carismático que somos.
Esto nos crea un estrés constante porque siempre que nos sentimos introvertidos sentimos que tenemos que salir de ese estado lo más rápido posible. Terminamos creando un estándar imposible de alcanzar en el que siempre tenemos que ser personas carismáticas, que cada vez que hablamos con alguien solo pueden ver nuestra personalidad sociable. Obviamente esto es imposible, siempre tenemos cambios en nuestro estado de ánimo y nunca vamos poder asumir una actitud carismática cada vez que hablemos con los demás.
Lo que termina pasando es que por asumir esta actitud justamente terminamos creando más de lo mismo: más introversión. Al resistirnos constantemente a esa parte introvertida de nosotros, terminamos comportándonos con timidez y comunicándonos sin mucha energía, es como si nuestra personalidad introvertida dijera “¡así que me vas a ignorar! bueno ahora voy a estar más presente que nunca para que aprendas a aceptarte a ti mismo”.
Esto pasa porque lo que resistes persiste… cuando intentas resistir cualquier parte de tu personalidad o de tu vida, en el fondo estás enfocando tu atención en eso que no quieres. Cada de vez que enfocas tu atención en algo, aun siendo cosas que no quieres, estás dandole poder.
Por otro lado, todo en la vida funciona por ciclos: verano-invierno, día-noche-, ejercicio-descanso, estar despierto-dormir, extroversión-introversion. Nuestro estado de animo tiene fluctuaciones al igual que cualquier cosa en el universo, a veces nos sentimos con ganas de hablar, de expresar nuestras ideas, nuestros pensamientos, de compartir con otras persona porque tenemos demasiada energía. Pero llegan momentos en los que nos sentimos sin muchas ganas de hablar, buscamos estar solos, buscamos calma.
Cada parte del ciclo tiene su función, las etapas de calma, de descanso y de introversión son los momentos para recargar nuestra energía. Son los momentos en los cuales nuestros recursos se renuevan. Cuando intentamos resistir nuestra personalidad introvertida es como si evitáramos dormir “no quiero ir a dormir quiero estar despierto para siempre”. Imagínate que cada vez que te diera sueño buscaras quedarte despierto y al dormirte buscaras levantarte, pusieras alarmas cada 20 minutos para intentar dormir lo menos posible. Después de hacer eso por días imagínate como te sentirías.
Lo mismo pasa con nuestra comunicación, cada vez que resistes tus etapa de introversión emocional estás interfiriendo con el ciclo de renovación y cuando llegue el momento de expresarte lo vas a hacer sin energía.
¿Cuál es la solución entonces? Cada vez que sientas que estás resistiendo tu parte introvertida busca agradecer que existe, agradece que tienes una parte de ti que trabaja para renovar tu energía, agradece que es la parte que te permite reflexionar sobre ti mismo para aprender lecciones valiosas para tu crecimiento, agradece que está trabajando duro para que más adelante tu parte extrovertida pueda hacer el mejor trabajo posible.
Nos buques esforzarte, busca agradecer, mantente agradeciendo que te encuentras así y ten confianza que en cualquier momento va a salir a flote tu parte sociable, extrovertida. Por ejemplo, si te sientes poco expresivo y estás hablando con una mujer y empiezas a sentir una necesitad de expresarte para que no piense que eres tímido, en vez de intentar hacerlo y crear conflicto dentro de ti, busca hacerle preguntas. Pregúntale sobre cosas que sientas que le interesan y que le motivan, escucha atentamente a lo que te dice. Si la conversación llega a una pausa incomoda, no digas nada, disfruta ese momento de la conversación, mírala a los ojos y disfruta verla.
Mientras haces esto confía en que en cualquier momento tu parte extrovertida va asumir el mando. Cuando menos te lo esperes vas a sentir unas ganas increíbles de actuar, de hablar, de agarrarla, de besarla, de contarle cosas de ti, de hacer chistes, de hablar de la vida, etc. Ella no va a sentir ningún tipo de incomodidad si te mantienes aceptando cualquier parte de tu personalidad durante la interacción. En cambio, si empiezas a resistir cualquier parte de tu personalidad que en ese momento estés experimentando, entonces vas a empezar a sentirte incomodo y por lo tanto ella lo va a sentir también, lo cual va a destruir la diversión de la conversación.
Eso es lo que significa “dejar fluir las cosas”, cuando no resistes nada y sencillamente aceptas y actúas en base a los estados emocionales que vayan surgiendo dentro de ti. Esto es una habilidad que requiere practica desarrollar, no intentes volverte un experto en dejar fluir las cosas de la noche a la mañana. Sobre todo es difícil mantenerte fluyendo en una sociedad que tiende a enseñarnos a resistir partes de nuestro ser.
Mantén una vida social activa, sal a conocer lugares nuevos, personas nuevas, situaciones nuevas. Cuando te encuentres en esas situaciones recuerda no resistir las partes de tu personalidad, acepta lo que sientas en el momento. Agradece la parte de tu personalidad que en ese momento estés experimentando. Con el tiempo vas a ir mejorando esta habilidad interna lo cual te va a dar una libertad enorme de afrontar situaciones nuevas sin sentir miedo de “que vayan a pensar que soy tímido”.
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