Los que nos dedicamos a mejorar nuestras habilidades sociales siempre andamos venciendo miedos, expandiendo barreras, luchando por ser mejores. Hay etapas en las que se nos hace fácil mantener esta actitud y sacar la voluntad de seguir adelante, sobre todo cuando obtenemos resultados positivos o vemos un claro avance de nuestras habilidades.
Pero también hay etapas en las que se nos hace difícil seguir adelante. Cuando sentimos que no estamos progresando tan rápido como nos gustaría, cuando obtenemos malos resultados o cuando nadie cercano a nosotros reconoce todo el esfuerzo que estamos haciendo nos sentimos agotados. En esas etapas uno se cuestiona si tanta lucha vale la pena, nos cuestionamos si seremos capaces de lograrlo, cuestionamos si podremos convertirnos en la persona que queremos ser. En esos momentos dudamos si todo el esfuerzo que estamos haciendo en verdad vale la pena.
¡Pues si vale la pena! Estas etapas buenas y “malas” son parte de la vida. El problema es que cuando nos apegamos a las buenas etapas dejamos de hacer algo sumamente importante cuando inevitablemente entramos en una “mala” etapa de nuestro progreso, dejamos de CELEBRAR. Esto es algo que naturalmente hacemos cuando todo nos sale bien pero que dejamos de hacer cuando las cosas no salen como queremos.
Celebra cada pequeño avance que logres, celebra que estás tomando acción, celebra que estás interesado en ser una mejor persona, celebra que cada día te estás convirtiendo en un hombre más atractivo para las mujeres. No dejes de celebrar en los momentos bajos de tu progreso. Celebrar es fácil cuando todo nos sale bien, lo difícil es saber darte una palmadita de aliento y esperanza en el hombro cuando las cosas no van tan bien.
Nadie más va hacerlo sino tú, no le dejes la responsabilidad de alentarte a celebrar a tus amigos o cualquier persona cercana durante las malas etapas. Más bien sé tú el que los motiva a celebrar y seguir adelante cuando a ellos no les está yendo tan bien.
Cuando estás muy comprometido a progresar, entonces va a ser muy difícil para otras personas identificarse con tus experiencias porque la mayoría no se esfuerzan por crecer. Para ellos es muy difícil entenderte así que no van a poder apoyarte en las etapas bajas de tu progreso porque ni siquiera tienen idea de lo que estás viviendo. Por eso no le dejes esa tarea a otros, celebra todos tus pasos especialmente en las “malas” etapas.
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